sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº465

Política | 7 feb 2023

Sergio Massa-Axel Kicillof: qué hay detrás de la alianza menos pensada

El trasfondo de un acuerdo tácito de cara a las elecciones y el debate que se abre en el kirchnerismo: ¿ir a una primaria con un jugador propio o definir un candidato único que sintetice a todo el espacio?


Por: Por Lucía Aisicoff

A uno lo tildaban de marxista. Al otro, de vocero de la Embajada. Sin embargo, las históricas y evidentes diferencias ideológicas entre Axel Kicillof y Sergio Massa parecen haberse borrado de un plumazo en los últimos tiempos. El gobernador bonaerense y el ministro de Economía cerraron filas y se muestran en sintonía, con elogios cruzados en público. “Es una alianza circunstancial”, coinciden algunas voces del peronismo, aunque nadie subestima el impacto de un acuerdo político entre ambos.

El desembarco de Massa en Economía vaticinaba nuevos conflictos en la interna en loop del FdT. Hasta ahora no los hubo: el kirchnerismo digiere el ajuste e incluso algunos empiezan a ver al ministro como el único mesías posible ante un inminente retorno del macrismo a la Rosada. Massa insiste en que no será candidato. Se los aseguró a los gobernadores, se los repitió a los intendentes y lo ratificó ante su mesa chica. Argumenta que una candidatura no es compatible con su función de ministro. Casi nadie le cree. Algunos porque sostienen que en política no hay decisiones irreversibles, otros porque apuestan a que, en el tramo final, vuelva a despertarse su sueño presidencial. Todo el oficialismo lo mira expectante, en un escenario con escasos nombres atractivos para un balotaje.

La negativa de Kicillof de aventurarse a una candidatura nacional refleja el estado anímico del kirchnerismo. Aún con altibajos y algunas encuestas alentadoras, el clima es derrotista. El gobernador no quiere dilapidar su capital político en un balotaje contra el candidato que surja de la interna del PRO. Por eso, desde hace meses que insiste con que irá por la reelección.

En los últimos días arrancó un operativo clamor de los intendentes del PJ que salieron a bancar su continuidad. Son los mismos intendentes que se la pasaron criticándolo los últimos tres años, pero que hoy lo necesitan en la boleta para preservar sus distritos.

Las nuevas alianzas describen el pragmatismo de un peronismo que se aggiorna a estos tiempos. El costo de no volver a la resistencia con aguante. Massa y Kicillof ven atados sus destinos. Al menos, en el corto plazo. Primero, por la gestión: ambos tienen un desafío enorme que los necesita unidos para mostrar resultados exitosos. Segundo, por la elección: si Massa -aunque hoy lo niegue- quiere encabezar la boleta nacional, necesita al candidato más fuerte posible en la provincia que reúne el 40 por ciento del padrón y del PBI. Ese candidato es Kicillof. “Es una alianza transitoria hecha a la medida de sus intereses”, la describe un intendente de la tercera sección.

En paralelo a la consolidación de esa alianza, empieza a esbozarse un debate en las filas del peronismo: ¿es mejor ir a una primaria competitiva o jugar con una fórmula única que sintetice al espacio? Las opiniones están divididas. Desde el kirchnerismo hablan de una estrategia bifurcada: “No es lo mismo pensar una estrategia si creemos que podemos ganar, a pensar una estrategia si estamos convencidos de que vamos a perder”.

La lectura que hacen es sencilla: si ven inevitable una derrota en el balotaje, preferirían abrir una primaria lo más grande posible y presentar un candidato propio, que represente al kirchnerismo. Con eso -además de ganar la interna- podrían contener al núcleo duro y asegurarse espacios, legisladores e intendencias. En esa misma línea, si ven que hay chances de una victoria, se abrirían a debatir la posibilidad de que haya un solo candidato que “sintetice” la mirada del espacio.

Si el kirchnerismo define ir con un candidato propio a una interna buscaría impulsar a De Pedro, aunque no descartan a Kicillof. Ésa es la paradoja del gobernador: es el que más retiene el voto de Cristina en Provincia -por eso tendría asegurada su reelección- pero también es el que mejor mide en Nación, razón por la que le podrían pedir un “gesto patriótico” de presentarse. Para su propio alivio, esa opción pareció diluirse en los últimos días.

Mientras tanto, en el massismo perciben un escenario cada vez más competitivo y ven crecer las acciones del jefe del espacio como candidato de la unidad. Se entusiasman con una fórmula que empezó a sonar hace un tiempo: Massa-Wado de Pedro. Pero Massa insiste con que no se presentará. Días atrás, en Merlo, fue el actor protagónico de la cumbre en la que los máximos dirigentes del Frente de Todos excluyeron a Alberto Fernández. Allí se escuchó un mensaje político esperanzador que uno de los partícipes resumió así: “No todo está perdido”.

El calendario electoral empezará con la votación en La Pampa y durante los próximos meses habrá nueve elecciones que podrían funcionar como una palanca para que el oficialismo llegue competitivo a la disputa nacional. “Hay que realizar un trabajo articulado con las provincias”, planteó Massa. Dejó claro que no sólo tiene la economía bajo su radar.

 

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