Política | 6 dic 2023
La Apertura Económica propuesta por Milei: Un camino de desempleo, desigualdad y desindustrialización
La apertura económica fue una de las propuestas de Javier Milei durante su campaña electoral. Llegando a admitir su admiración por Carlos Saul Menem a quien calificó como el mejor presidente de la historia. Este último, durante su presidencia, dejó una huella marcada en la historia del país gracias a la apertura económica indiscriminada. Analicemos en detalle los efectos y consecuencias de esta medida económica que tanto sufrimiento a traído al pueblo argentino.
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La gestión económica de Menem se caracterizó por una apertura radical al libre mercado, con la implementación del "Plan de Convertibilidad" que fijó el valor del peso argentino al dólar. Este enfoque, si bien inicialmente generó cierta estabilidad y atrajo inversiones extranjeras, pero que desencadenó una serie de consecuencias críticas de importancia para la economía del país.
En el ámbito positivo, se podría llegar a decir que la apertura económica permitió la entrada de inversiones y tecnología extranjera, impulsando algunos sectores industriales y generando un crecimiento aparente en el corto plazo. Sin embargo, esta bonanza resultó insostenible a largo plazo debido a la falta de políticas integrales para fortalecer la industria nacional y a la vulnerabilidad frente a las fluctuaciones del mercado internacional.
La dolarización de la economía y la fijación de la paridad peso-dólar llevaron a una pérdida de competitividad, la destrucción del tejido productivo nacional y un aumento desmesurado de la deuda externa. La falta de medidas para proteger sectores vulnerables y el incremento de la desigualdad social fueron efectos notables de esta política económica.
La drástica apertura importadora afectó a la producción nacional, generando un aumento del desempleo y un debilitamiento progresivo del entramado industrial argentino. La dependencia del dólar como moneda de referencia conllevó a una recesión profunda, con crisis recurrentes y una inestabilidad económica que persiste en el recuerdo colectivo del país.
El Incremento de la desigualdad social
Durante el período de apertura comercial y la implementación de la convertibilidad en Argentina, se evidenció un incremento significativo en la desigualdad social.
Esta situación se manifestó en varios aspectos como por ejemplo el desempleo y Precarización Laboral. La apertura económica trajo consigo una competencia desigual para la industria nacional. Muchas empresas locales, incapaces de competir con los productos importados más baratos, se vieron obligadas a cerrar o reducir su personal. Esto generó un aumento del desempleo y una mayor precarización laboral para aquellos que lograron mantener sus trabajos, con salarios más bajos y condiciones laborales menos favorables.
Otro aspecto negativo fue el aumento de la Brecha Salarial. La apertura económica no benefició de manera equitativa a todos los estratos sociales. Los sectores más vulnerables de la población enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables y bien remunerados, mientras que una minoría se vio favorecida por la expansión de sectores vinculados a la especulación financiera o a las inversiones extranjeras.
Esto trajo como consecuencia la concentración de la riqueza. La política de convertibilidad y apertura del gobierno neoliberal menemista, no estuvo acompañada por medidas que mitigaran la concentración de la riqueza. Por el contrario, favoreció a ciertos grupos económicos poderosos, mientras ampliaba la brecha entre ricos y pobres. Las grandes fortunas se beneficiaron de las políticas de liberalización económica, mientras que los estratos más bajos de la sociedad no vieron mejoras significativas en sus condiciones de vida.
Por último debemos mencionar la reducción de Políticas Sociales. La priorización de las políticas económicas neoliberales sobre las políticas sociales también contribuyó al aumento de la desigualdad. La reducción de gastos públicos en áreas como salud, educación y programas de asistencia social impactó de manera desproporcionada en los sectores más vulnerables, profundizando aún más las diferencias sociales.
La apertura económica, la misma que propone Javier Milei, durante la convertibilidad en Argentina exacerbó la desigualdad social al favorecer a determinados sectores económicos y no implementar políticas inclusivas que protegieran a los estratos más bajos de la población. Esto condujo a un incremento en la brecha entre ricos y pobres, dejando a una parte significativa de la sociedad en condiciones más precarias y desfavorecidas en términos económicos y sociales. Un futuro muy distinto al que soñaron los jóvenes libertarios que con su voto llevaron al poder a quien sea su propio verdugo.
El debilitamiento del entramado industrial argentino
Durante el el gobierno de Carlos Menem, el entramado industrial del país experimentó un debilitamiento progresivo debido a varios factores asociados a la política de apertura económica.
Lo primero que podemos señalar es la competencia desigual. La apertura indiscriminada a las importaciones generó una competencia desigual para la industria nacional. Los productos extranjeros, en muchos casos subsidiados o con costos de producción más bajos, inundaron el mercado argentino. Esto afectó directamente a las empresas locales, que no podían competir en igualdad de condiciones en términos de precio y calidad.
Como ocurre en todos los lugares donde se aplican las teorías neoliberales la desindustrialización es una consecuencia directa. Esto es debido a la incapacidad de competir con los productos importados llevó al cierre de numerosas industrias locales o a su reducción drástica. Sectores como el textil, calzado, electrodomésticos, entre otros, se vieron especialmente afectados. La desindustrialización resultante debilitó la capacidad productiva interna del país y afectó su diversificación económica.
Como se mencionó en párrafos anteriores, el cierre de empresas y la reducción de la actividad industrial llevaron a un aumento del desempleo en el sector, dejando a muchos trabajadores sin empleo y disminuyendo las oportunidades laborales en industrias específicas. Además, la pérdida de estas fuentes de trabajo conllevó a una disminución de habilidades y conocimientos productivos específicos en el país que son muy difíciles y costosos de recuperar.
Las políticas menemistas de apertura económica promovida a través de la convertibilidad generó una dependencia excesiva de bienes producidos en el extranjero. Esta dependencia no solo impactó en la capacidad de producción nacional, sino que también volvió a la economía argentina más vulnerable a los vaivenes del mercado internacional y a cambios en las políticas comerciales de otros países.
En resumen, la apertura económica indiscriminada como la que propone Javier Milei, a las importaciones sin políticas que protejan o fortalezcan la industria nacional debilitarán progresivamente el entramado industrial argentino. La competencia desigual, la desindustrialización, el aumento del desempleo en sectores clave y la creciente dependencia de bienes externos serán aspectos que minarán la capacidad productiva del país, dejando una marca significativa en su desarrollo económico a largo plazo.
Para finalizar, digamos que si bien la apertura económica durante la presidencia de Menem inicialmente mostró signos de prosperidad, su legado está marcado por la fragilidad económica, la deuda creciente, la erosión de la capacidad productiva nacional y un sangrado social muy profundo. Sus efectos fueron adversos para la economía argentina hasta la explosión del 2001. Luego con las políticas económicas de Néstor Kirchner con políticas más equilibradas y sostenibles para el desarrollo industrial argentino lograron con mucho esfuerzo cambiar la situación de millones de argentinos. Ahora, con el voto popular a su favor, Javier Milei intentará conducir nuestros destinos a los tiempos de la década del 90, con todo lo que ello significa.