Los 43 años de PIONERO, Una epopeya comunitaria. (Quinta entrega)

En esos primeros años lo primero que descubrimos en el taller fue lo difícil que resultaba operar la impresora offset. Habíamos comprado una Cabrenta 600 0km porque era la máquina del momento. Pero la primera dificultad fue no encontrar al maquinista que la sepa operar, al tiempo descubrimos que fuimos los primeros en comprarla , entonces no existía experiencia en su manejo.
Por lo tanto compramos una Cabrenta 170, un modelo anterior a la 600 de muchos años en el mercado.
 De esa manera pudimos no solo conseguir quien la opere sino también conocer las mañas que tenían. Pudimos haber comprado una máquina importada pero nosotros siempre apostamos a la industria nacional y ese fue un desafío en sí mismo. Conseguimos un operador de la Capital que enseñó su manejo a nuestros muchachos pero costó bastante tiempo sacar una buena impresión sin tirar papel en exceso. No obstante eso, el área de impresión siempre fue el más engorroso para nosotros. Si no hubiese existido una persona como Lider Bainotti como jefe de taller muchos días Pionero no hubiera estado en la calle. Líder metía mano en las Cabrenta y estas tenían que andar si o si. 
Tampoco me olvido de mi amigo Luis Villanueva que era el tornero del pueblo y mecánico multipropósito que siempre estuvo al lado nuestro aportando trabajo y sabiduría de puro gaucho nomas.
 Una madrugada de invierno me despierto antes los gritos desesperados de alguien que estaba en apuro y rápidamente me levanto, era Fabian Roldan quien me venía a avisar que el diario se estaba incendiando, en realidad la Cabrenta 600 se había prendido fuego y este amenazaba extenderse. Salí corriendo hacia Pionero, los chicos habían usado los matafuegos y el fuego casi estaba extinguido cuando llegaron los Bomberos y terminaron con el mismo.
 Nadie se había accidentado pero la Cabrenta había quedado seriamente dañada. Para colmo la 170 estaba semidesarmada porque la estábamos reparando a  nuevo. El panorama era desolador porque parecía imposible terminar de armar en un día la máquina en reparación y mucho menos reparar la que había sufrido el incendio. Nos había invadido la tristeza, nos sentamos y sin pensarlo mucho Líder tomó la palabra y afirmó que contra viento y marea había que salir al otro día y nuestras caras empezaron a cambiar, aunque muchos dudaron nadie lo manifestó. Cansados, apesadumbrados y esperanzados hable del espíritu batallador y solidario que debía prevalecer en la adversidad.
Recuerdo que esa madrugada estaba Pedro Arias quien era el impresor, Fabian Roldan su ayudante, Lider Bainotti, mi hija Sara Guitelman y el imprescindible Sergio Lattanzio. Al otro día muy temprano voy al taller y ya estaba Lider trabajando, Pionero renació de las cenizas y no dejamos de salir un solo día en esos primeros años de gestión. Por un cúmulo de hechos de este tipo hablo de epopeya, aunque algunos hoy no entiendan que estoy diciendo. 
Jorge Guitelman